Ana Lucía Villate (actriz)
Es el séptimo laboratorio que abordo en este oficio (ojo que no digo profesión, a ésta le resbala la búsqueda y cualquier investigación, sólo sabe de resultados, pero bueno, entre todos la hemos hecho ), y mira tú -viviendo siempre en el caldo de cultivo de la violencia- es en Madrid, en la Cuarta Pared, donde la causalidad valientemente nos permite coger el toro por los cuernos.
No suelo tener conclusiones muy rápidas, necesito que pase el tiempo. Comencé entregada totalmente. No había tiempo que perder en superar inhibiciones, 20 sesiones; había que ir a por todas.
No tenía claro qué podíamos conseguir, tampoco sé si hemos conseguido algo concreto, ya lo sabré... De lo que estaba segurísima es de que tenía ante mí una nueva oportunidad en mi vida y que nada es casualidad.
Iré por partes:
-Conocer a todos y cada uno de los miembros que hemos participado, ha sido un hallazgo.
-El que la parte física consistiese en defensa personal, es una opción muy inteligentemente buscada.
-El equipo de sicólogos que nos han asesorado (cada uno en su línea que es lo interesante) era una necesidad.
-El blog y sus alquimistas ha supuesto estar en el siglo XXI
-Los tres espacios que nos han abrazado en la búsqueda, han sido muy importantes, cada uno rezumaba energías diferentes y abundantes.
-Que la Cuarta Pared sea responsable de este acontecimiento es una coherencia.
Ahora YO:
El universo de la búsqueda no sólo es inmenso, para mí suele conllevar adicción, ahora estoy con mono. También se corren riesgos, tú eres la arcilla -muy sensible- y las herramientas no siempre son con-fiables, suelo acabar tocada, pero he aprendido a lamerme las heridas; así que me siento plena, en forma, he removido la biblioteca y, me he puesto deberes.
Los nuevos tiempos nos están trayendo gente joven muy interesante y, con ganas, no sólo de fama. Estamos ya inmersos en nuevas dramaturgias fascinantes, se está recuperando el lugar del texto y la magia de la palabra.
Tengo la impresión de que eso de un paso atrás ni para coger impulso, es una equivocación, o al menos a mí me dan ganas de darlo. Cuando menos parar, y, reflexionar, recobrar ilusiones. -este laboratorio por ejemplo-.
GRACIAS
Arturo Bernal (actor)
Un mes de experiencias intensas y desafiantes. Gracias a Rosario Ruiz y a Borja Ortiz de Gondra, ha sido posible establecer una comunicación exhaustiva entre todos los integrantes del laboratorio. Hemos aportado, todos y cada uno de nosotros, nuestra experiencia en las artes escénicas. Miembros muy dispares, no sólo por lo evidente (psicólogos – maestro en artes marciales – directores – dramaturgos - actores) sino porque dentro de estos grupos de profesionales, la formación era muy diversa. Psicoanalistas o conductuales, stanislavskyanos o lecoquianos. Esta enorme diferencia ha constituido la mayor riqueza de todas. Alejados de una visión dogmática de nuestro oficio, hemos escudriñado lo que cada uno tenía que decir.
Ha sido un proceso complicado, porque es difícil dar respuesta a preguntas que tienen que ver con lo artístico. No estudiamos fórmulas matemáticas, estudiamos el arte de hacer teatro. Dicho esto, creo que el teatro también tiene sus leyes y sus técnicas y hemos tirado de ellas, siempre teniendo en cuenta que no existen reglas fijas aplicables a cualquier acto teatral.
¿Hemos sacado conclusiones?
Por supuesto. Muchas. Muchas y buenas conclusiones. Quizá la más esclarecedora de todas es el concepto del contraste, de la contraposición de fuerzas. Hemos navegado sobre esta idea esencial durante un largo periodo. Excesivo – inhibido. Distanciamiento – acercamiento. Movimiento – quietud. Grito – silencio. Explícito – implícito. Control – descontrol. Humano – animal. No son reglas, pero sí son guías perfectas para solucionar una escena violenta. El buen uso de las fuerzas determinará, en un proceso de montaje, la calidad de la pieza.
La energía necesaria para llevar a cabo la violencia en escena, ha sido otro de los puntos importantísimos. Se requiere de un nivel altísimo. La ocupación del espacio, el nivel emocional, los diferentes estilos, el vocabulario. Todo ello puesto en la probeta con más o menos aciertos.
¿Hemos cometido errores? Claro que sí. Algunos de ellos frustrantes, pero han sido necesarios para obtener logros concretos. Con respecto a la sesión abierta, creo que no tuvo la capacidad de mostrar nuestro proceso de investigación. Intentamos reproducir las escenas que habíamos trabajado anteriormente, sin tener en cuenta al laboratorio. Olvidamos investigar, fuimos a dar un resultado. Un resultado, imposible de mostrar sin unos ensayos previos. Quizá hubiéramos tenido que enfatizar en la participación con el público y analizar dos o tres escenas, nada más. Investigar sobre algo en concreto y no mostrar y mostrar y mostrar sin detenerse en nada, realmente.
Espero poder adentrarme en otro proceso de búsqueda, con la intención de sentar bases que ayuden al teatro a salir de la agonía.
Enrique Pérez-Carrillo (especialista en defensa personal)
Cuando Nerea la coordinadora de Cuarta Pared, contactó conmigo explicándome el proyecto del laboratorio, me pareció una idea fascinante y me sorprendió, ya que no es muy usual que en proyectos de investigación sean del índole que sean, suelan invitar a personas de ámbitos distintos. Este tipo de proyectos -teatrales o no- suelen ser muy especializados y sectarios.
En la reunión que mantuve con Rosario y Nerea conectamos rápidamentre y entendí lo que yo podía aportar a este laboratorio. La apreciación que me hicieron Rosario y Borja de los motivos para incluir la defensa personal en este proyecto me parecieron lógicos y acertados: para qué incluir lucha escénica si es algo estructurado, que no admite agresiones reales.
Mi intención fue intentar que los participantes sintieran la agresividad y la violencia en sus propias carnes. Como víctimas y también como agresores. Esto requería implicación y compromiso por mi parte, pero también de todos los demás. Recuerdo el primer día, las caras de sorpresa de algunos participantes e incluso cierto recelo: "madre mía, donde me he metido... no me habían avisado de esto..." pensaría más de uno.
Todo ejercicio que implique contacto físico entraña un riesgo, y pretendí mantenerme en un punto de equilibrio, ni demasiado contacto para reducir el riesgo, ni poco contacto, porque si no no conseguiría mi objetivo. María se lesionó ante el ímpetu de Arturo. Lo llevó bien y siguió trabajando de acuerdo a sus posibilidades. La implicación de todos fue magnífica y los resultados creo que han sido patentes. Yo desde mi área de trabajo he quedado satisfecho.
Los ejercicios físicos que propusieron Rosario, Arturo y Guadalupe, complementaron los míos tendiendo un puente entre lo marcial y lo actoral. De hecho, algunos de ellos los voy a usar en mis clases. La selección de textos me pareció acertada, variada, para experimentar distintas propuestas. La intención de abordar distintas perspectivas -textos, fotografías, películas, obras de arte, etc., fue muy enriquecedora, para llegar a un mínimo común denominador.
El trabajo del equipo de psicólogos nos aportó algo fundamental para no perdernos: conceptualizar y sintetizar, para no divagar y encontrar un lenguaje común. Si podríamos pensar que su cometido pudiese resultar aburrido, o demasiado académico, bien fue todo lo contrario. Aportaron textos, historias, ejemplos de casos reales, que hicieron el aprendizaje más fácil y ameno. La historia que contó Sonia sobre los monos que golpeaban a los demás monos por mero aprendizaje me pareció genial.
La sensación que me queda es de un laboratorio con un trabajo bien hecho, metódico, con unos objetivos claros, que desde mi punto de vista, se han cumplido. Coincido con algunos compañeros que quizás se quedó un poco corto de tiempo. Que la dinámica del trabajo era cada vez más fluida, y que de haberlo alargado más hubiese mejorado el resultado, pero esto mismo se podría haber dicho dos semanas más tarde . Cuanto más trabajo mejor resultado. Es un punto de partida que va a ser muy útil a futuras propuestas e investigaciones.
Sobre la muestra, creo que se podía haber mejorado, pero hubiese faltado algo más de tiempo. Coincido en que la tertulia hubiese enriquecido la propuesta. Pero que esto no empañe el gran trabajo realizado por todos!!!!!Es un punto de partida que va a ser muy útil a futuras propuestas e investigaciones. Espero que estas líneas aporten un granito de arena a las consideraciones finales.
Un fuerte abrazo a todos y ha sido un auténtico placer trabajar con vosotros.
Miguel del Nogal (psicólogo)
Cosas que he observado en el taller:
· Tolerancia a la violencia. A medida que ha ido ranscurriendo el taller nos hemos dado cuenta que nos íbamos acostumbrando a la violencia
· Las expresiones faciales de violencia. Como se iban transformando las caras.
· Que cuanto más explícita la violencia más nos generaba malestar, pero que poco a poco íbamos tolerándolo más y más.
· La facilidad con la que nos ponemos en el papel del verdugo y sentimos esa frialdad propia (nos pdría haber tocado el de vñictima, y sin embargo somos impacables de verdugos, nos metemos tan bien en el papel que no nos apiadamos de la víctima). Y eso habla de hasta donde es capaz de llegar uno en ciertas sitauciones
· Cómo las palabras han sido capaces de activar el malestar en todos nosotros. Hacen saltar resortes que nos producen más temor que un puñetazo en sí.
Rebeca Medina (actriz)
Después de una muestra final de laboratorio, fallida a mi parecer, por no ofrecer una visión de lo que realmente ha sido la apasionante búsqueda y encuentro de una infinidad de elementos violentos que, perfectamente, han quedado codificados para ser llevados a escena, me animo a escribir este resumen de lo que para mí ha supuesto pertenecer a este equipo de investigación de teatro contemporáneo.
Ya la idea de investigar sobre la violencia, ingrediente indispensable en cualquier texto dramático y/o expresión artística, me colocó en un estado de gran motivación.
Antes de comenzar con el laboratorio ya me sumergí en un montón de conceptos e ideas sobre violencia que me sirvió para poder comprender y discutir los distintos puntos de vista con los psicólogos con los que hemos tenido la gran fortuna de trabajar.
Me fascinó encontrarme con profesionales impecables no sólo en su materia psicológica sino que contaban con una riquísima visión artística. Su labor ha sido imprescindible en el proceso, aportando conceptos claros, tangibles y objetivos que luego han sido las herramientas indispensables en el análisis de los textos y en la posterior puesta en escena de las improvisaciones.
Entre las aportaciones de los psicólogos y la experiencia teatral de Rosario Ruiz y Borja Ortiz de Gondra hemos llegado a conceptos y elementos dramáticos indispensables en una puesta de escena donde lo “violento” debe de estar presente. Ya nunca podré enfrentarme a un texto “violentamente teatral” sin olvidarme de comenzar mi trabajo buscando:
- Circunstancias dadas.
-Antesala de la violencia.
-Escalada de violencia que viene dada dramáticamente por la graduación del tempo/ritmo en nuestra actuación.
-Los tipos de comunicación interpersonal que emplean los personajes. (Excesivo, inhibido, asertivo).
-Los status sociales y la potenciación de los mismos.
-La defensa, el ataque….
Llegados a estos dos últimos conceptos, tengo que resaltar la maravillosa labor que ha realizado Enrique Pérez-Carrillo de la Cueva, nuestro maestro en Yawara Jitsu (defensa personal), con el que nos hemos lanzado a vivir la violencia física y adquirir técnica a la hora de atacar o defendernos trasladándola a nuestro trabajo escénico, además, ha sido un incondicional, ofreciendo su criterio personal del elemento “violento” en el análisis de nuestras investigaciones.
Siento que tras la experiencia de trabajar en este laboratorio, además de haber crecido actoralmente, he fomentado mi inquietud a la hora de mostrar mi criterio personal y punto de vista artístico, no sólo en las distintas puestas escénicas en las que hemos trabajado sino en futuros proyectos. Borja y Rosario nos han dado el empujón desde el primer momento de mostrar nuestra personal manera de entender la violencia, a la vez de trazar un arco con los conceptos universales a los que todos hemos llegado.
Me siento más comprometida, aún si cabe, en la denuncia de cualquier injusticia y en potenciar la responsabilidad que como profesionales de la cultura debemos transmitir en nuestro trabajo.
Así que solo me queda añadir….E.T.C “NON STOP”
Miquel Insúa (actor)
Fue llegar y empezar a calentar. Íbamos a aprender a defendernos de posibles agresiones. Las presentaciones vinieron después. Las clases de defensa personal nos despertaban el cuerpo, la atención y nos ponía en el nivel de energía adecuado para empezar a afrontar las exploraciones de cada jornada. Se trataba de organizar en cuerpo y la mente para abordar la interrogante del laboratorio: ¿Cómo se puede traducir la violencia a escena para que funcione?
La clave la dieron Rosario y Borja, también el primer día de trabajo. Propusieron que nos diésemos el tiempo necesario para que las cosas surgieran en el espacio del laboratorio y que nos olvidásemos de que había que llegar a un resultado. El éxito, si se puede hablar en estos términos, fue precisamente esto: situarnos en la búsqueda. Esta premisa nos hizo un equipo compacto en el trabajo y diverso en las propuestas.
Rescato un hecho que se producía en el laboratorio cotidianamente, del que el blog ha dado constancia. Todos nos interrogábamos en la mirada del otro y con ella interrogábamos cada día, con cada trabajo, a la mismísima catarsis. Se trataba de comentar si había violencia en las escenas que habíamos presenciado y si, aún reproduciendo los mecanismos de la violencia, la escena nos violentaba; es decir, traspasaba. Uno de los privilegios de la otra parte, la que miraba – incluso a veces participaba-, era el grupo de sicólogos que nos documentaba de los mecanismos de la violencia e, inmediatamente, nos decían si éstos se cumplían en el trabajo. La mirada del grupo escasas veces fue unívoca. Y entre los sicólogos, a veces, tampoco. En mi opinión, ésta diversidad de opiniones nos nutría y nos vitalizaba para la siguiente búsqueda. Esto es lo que nos diferenció de un seminario, investigar e interrogarnos hasta el último segundo, con placer.
Es difícil de cerrar un laboratorio después de tantas y tan variadas traducciones de violencia e interrogantes catárticas. Se supone que este correo es mi clausura, por tanto quiero rescatar todo el material de deshecho porque nos hizo avanzar y darnos cuenta de lo esencial; la insistencia de los sicólogos por clarificarnos los mecanismos que generan un hecho violento porque nos apoyaban en la profundización de la búsqueda; las dinámicas (energía y movimiento) porque nos ayudaron a aproximarnos a algo tan fundamental como la energía que requería la acción, encontrarla en el cuerpo y jugar con ella, tanto desde el agresor como del agredido…Y momentos: el trabajo de los vínculos entre el agresor y el agredido; la retroalimentación del agresor para acrecentar su superioridad y dejar respirar la agresividad en el límite para controlar la situación; el placer del agresor en la recarga para volver al ataque; los silencios en la acción por el desasosiego y la angustia que pueden llegar a provocar… Y, recordar la importancia del observador pasivo en la escena, cuanto más quieto y menos gestual, más diluye la responsabilidad y más resalta la acción violenta; esto me permite retomar la explicación de los sicólogos al respecto, por su actualidad (y porque creo que vivimos en una sociedad muy pasiva, en este aspecto): cuando una cantidad de espectadores pasivos contemplan un hecho violento, la responsabilidad de los observadores se divide entre todos…
Os rescato a todos y os llevo conmigo como un tesoro. Gracias a todo el equipo y a Javier Yague y la Sala Cuarta Pared porque sin ellos este laboratorio no hubiese sido posible. Y porque no quiero echaros de menos, os dejo con una pregunta y un silencio: a ver qué hacemos con todo esto….
María Miguel (actriz)
Conclusiones nada violentas:
Combinar lo psicológico, textual y físico ha sido sin duda la perla de este laboratorio; lo más valioso ha salido sin duda de la mezcla de estos tres aspectos, y a posteriori creo que de esta manera es como se debiera afrontar cualquier proyecto, relacionado con este “método”, ya que el análisis psicológico da forma al texto que cobra vida desde el cuerpo.
Así mismo es de valorar (y creo que ninguno nos lo esperábamos) la participación de todos los miembros, fuera del ámbito que fuera…ver cómo Enrique, nuestro maestro de defensa personal dice un texto o cómo Gloria, una de las psicólogas improvisa, eso es sin duda enriquecedor en el proceso de búsqueda.
Ha habido en todos un alto nivel de respuesta, (no se acababa a las 3 de la tarde, la investigación requiere muchas más horas de búsqueda además de las de práctica) que curiosamente no marcaba nadie, no se imponía desde ningún sitio, si no que adentrados en la investigación, nos sumergimos y definimos cómo es un laboratorio, encontramos una manera de hacerlo, lo cual no resultaba fácil al principio, en el sentido de ceñirnos a la investigación pura y dura, de ahí que el “resultado” de un último día en el que se mostró nuestro trabajo, no correspondiera para nada con todo el proceso, quizá porque la investigación es algo difícil de mostrar…cuando uno investiga, uno encuentra, o no; cuando uno muestra, el que observa, siempre tiene una necesidad de entender lo que ve, y en este sentido era fue complicado. A mí se me ocurre que quizá la mejor manera de hacer estas sesiones abiertas para que se pueda saber qué se hacen en los laboratorios sería que quien lo desee (ojo, no cualquiera, si no gente de la profesión, con un criterio mínimo) pueda meterse a ver el trabajo, una sesión normal de un día, no un día en concreto en el que se espere ver “algo”, también porque si para preparar ese “algo” necesitas una sesión, no la utilizas para lo que realmente es: investigar.
El laboratorio podría haber sido esto: Rosario y Borja llegan y dicen: “la violencia en teatro es así, así se cuenta, así se hace…”y pondríamos en práctica una serie de ejercicios, propuestas… je, je!!! Esto lo descubrimos entre todos, y de eso se trataba precisamente, de definir cómo se cuenta la violencia en escena, cómo la transmitimos, transitando por herramientas teóricas adquiridas del equipo psicológico, conocimiento del miedo a través de la defensa personal, atmósferas, energías…
Y sin duda otro punto fuerte ha sido el avance del grupo, un grupo totalmente variopinto, sin imponerse nada previamente, ni desde la técnica ni la actuación. Búsqueda, búsqueda y búsqueda.
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