1. Calentamiento.
Hoy realizamos juegos que implican atención y velocidad, verbalización en momentos de choque, percepción física del espacio cuando se está encerrado y cómo huir.
2. Recapitulando conceptos de la semana.
Diferencias entre los conceptos agresividad y violencia:
VIOLENCIA
es controlada
es un tipo de relación
mecanismo de dominio
estilo inadecuado social
falta de empatía
AGRESIVIDAD
no se controla
es una reacción
mecanismo de defensa
conducta adaptativa
Se solicita al equipo de psicólogos que para futuras sesiones nos faciliten las siguientes “herramientas” de trabajo:
- Mecanismos del agresor. Cómo piensa, siente y se comporta.
- Mecanismos del agredido. Cómo piensa, siente y se comporta.
- Mecanismos del observador. Cómo piensa, siente y se comporta.
Dentro de esta recapitulación hablamos del valor de la defensa personal como entrenamiento previo y preparación para trabajar la violencia en escena:
- Es importante la energía que se desarrolla con los ejercicios; el alto nivel de atención e implicación. Ser conscientes de que ese nivel de energía es el que demandan situaciones extremas cuando se relaciona un agresor con la víctima (o el agredido).
- El riesgo del daño que está presente en los ejercicios de defensa es un valor para reflexionar.
- Es más objetivo y palpable el peligro o el riesgo, así como la actitud de protección o defensa con el trabajo físico que con las dinámicas sicológicas.
- Nos preguntamos cómo afinar más en las dinámicas sicológicas de manera que el papel del agresor y el agredido sea más claro a la hora del juego escénico, sobre todo tratándose de escenas donde la violencia está sutilmente soterrada o se manifiesta sólo con el lenguaje verbal.
- La codificación de los ejercicios físicos está más desarrollada en el trabajo técnico para el teatro que la codificación de los ejercicios o dinámicas de violencia sicológica.
3. Realizamos una improvisación a partir de la historia elegida como ejemplo de violencia social: “Pelea vecinal”.
Partiendo de las imágenes recordadas por parte de los actores, se trata de volver a contar la historia desde la representación.
Las premisas:
-Personajes: dos inmigrantes, el vecino agresor, el taxista, el vecino observador, un policía. Dos personajes más que ellos deben elegir.
- Crear las circunstancias espaciales, la calle, el ruido, la música, tres de la mañana, barrio central de Madrid.
- Levemente que cada actor dé unas características a su personaje: edad, sexo, condición social.
- La improvisación comienza con el ruido que hacen los inmigrantes y termina con la llegada del policía y la petición de la documentación.
-Han de viajar libremente con las palabras, los gestos que visualizaron cuando escucharon la historia e intentar mantener sonido, escucha, pausas para no entrar en el caos a la primera.
Se realiza la improvisación.
Vemos:
- Tres pandilleras en un alto estado de agresividad peleando, drogándose, abrazándose y con la música excesivamente alta. Baja la vecina bastante molesta y les pide que bajen la música. La agresividad sube aún más, incluso llegan a las manos y aparece un vecino conciliador que intercede para que haya paz, a lo que nadie atiende; aparece entonces el taxista que se mete sin más y a favor de las pandilleras. La vecina pide auxilio. En lo más alto de esta atmósfera aparece un policía que pide el documento a la vecina agresiva. El vecino observador le dice a la policía que hay unas navajas debajo del coche, pero el policía no hace nada al respecto, intenta calmar a los vecinos pero no interviene a las pandilleras…
Se interrumpe la improvisación por parte de dirección.
Se vuelven a dar pautas y a recordar la historia, pues la improvisación se ha alejado bastante de lo contado y es difícil identificar la mecánica de la violencia en tan álgida atmósfera de agresividad.
Se pide a los intérpretes que intenten iniciar la improvisación desde un lugar de energía más tranquila, no provocativa y permitan que los sucesos vayan desencadenando hasta llegar a los hechos violentos.
Los sucesos importantes, los que hemos detectado como actos violentos, han de ser más valorados.
Se les pide que permitan más acción-reacción y den tiempo a la introducción de cada personaje.
Nos planteamos un problema de verosimilitud: como el policía lo interpretaba un actor que es peruano, la imagen que se nos crea es la de un policía inmigrante, y eso introduce una dinámica que no ayuda a la historia. Decidimos atribuir ese papel a otro actor.
Se repite la improvisación.
Esta vez se acerca más a la historia contada y los intérpretes han cumplido las indicaciones en su mayoría.
Ahora pedimos al equipo de sicólogos que nos den su apreciación de lo que se ha transmitido desde el escenario:
La antesala de la agresividad ha estado bien narrada: ruido, drogas, noche, fiesta de fin de semana.
La empatía: la vecina quiere descansar, las chicas en la calle quieren divertirse.
La vecina se ha sentido agredida y ellas también: cada una defendía su territorio.
La vecina es tolerante mientras no le invadan el territorio; resalta una frase: “soy buena pero no tonta”. En esta frase puede haber un indicio de racismo: alguien que siente que está haciendo un favor a los inmigrantes hasta que invaden su espacio.
Hay indefensión aprendida en ellas (las inmigrantes).
La presencia del taxista reafirma a las chicas en su comportamiento. Este hombre tiene un comportamiento machista, chulo que intenta protegerlas a ellas y probablemente ligar.
El papel del vecino observador es el de un “chivato”.
El vecino conciliador no puede poner orden en la situación de agresividad.
La vecina ha debido llamar a la policía antes de bajar y enfrentarse a las chicas, se deduce que no lo ha hecho porque ya había unos antecedentes que la predisponían a tal acción.
La vecina es incapaz de frenar su agresividad.
El sonido de la música es utilizado como elemento manipulador a la hora de definir el terreno de cada uno.
Luego se intenta comparar entre todos los participantes la primera improvisación con la segunda. Una cosa es clara:
La primera estaba saturada de tanta agresividad en su inicio que no había espacio para desarrollar y dejar crecer los elementos violentos. Parece que parodójicamente, cuanto menos violencia explícita aparezca, más margen queda para la teatralidad.
La segunda nos resulta más teatral porque el tempo / ritmo existe en la medida en que se dan espacio para crecer con los sucesos; mostrar cómo va creciendo la espiral de la violencia transmite una tensión latente y creciente que da más sensación de violencia en el espectador.
Para que esta historia pueda ser considerada como ejemplo de violencia colectiva es importante que se mantengan claros los grupos sociales y sus conflictos.
Recapitulamos lo que se ha producido en la improvisación en cuanto a narración de la historia: los actores se han terminado dejando llevar por el impulso que provoca la violencia y no reproducen los sucesos principales. Decidimos definir cuáles son los sucesos principales (en la historia original) que identificamos como violentos, para seguir trabajando sobre ellos, tratando de mostrarlos claramente:
1) El momento en que el vecino agresor decide bajar por segunda vez: en su cabeza algo ha hecho “clic” y le ha provocado regresar a la calle. Decide salirse de las normas sociales y actuar.
2) La provocación que consiste en llamar la atención de los transeúntes gritando, con un gesto corporal exagerado, “¡a mí, a mí!”, insinuando que le atacan los inmigrantes (e incitándoles a ello, en realidad).
3) El momento en que el vecino observador ve que los inmigrantes sacan de la trasera del coche unas navajas y advierte a la policía, pues supone que va a haber sangre, lesiones o muerte.
4) El personaje del taxista que decide involucrarse en la acción manipulando los hechos con comentarios falsos y tomando partido a favor de los inmigrantes (¿qué quiere el taxista?).
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